Socorro...¡está oferta caduca muy pronto!

Coge las riendas de tu creatividad para crear una colección de productos que enamore y venda.

Yo también he pasado por esto. Después de mucha confusión y tiempo perdido, entendí cuál era la receta perfecta para crear una colección que enamore y venda. Hoy llevo más de 10 años viviendo al 100% de mis productos Handmade.

Uno de mis recuerdos más queridos de la infancia fue aprender a hacer ganchillo y a tejer con mi abuela. Cuando apenas tenía 10 años, todos los sábados me levantaba pronto y le suplicaba a mi madre que fuéramos a ‘casa de la yaya’. Deseaba que llegara el sábado durante toda la semana pues pensaba en lo que podríamos crear juntas, como pequeñas chaquetas para mis muñecas o bufandas que yo pudiera llevar al cole, llena de orgullo. 

Tejiendo al lado de mi abuela, estudiaba sus manos. Se movían muy rápidas con la aguja y la lana, como si esas manos fueran seres independientes, anticipando todos los problemas y complicaciones de la lana antes de que ésta pudiera quejarse. Me fascinaba ver a mi abuela tan capaz de crear lo que fuera. Y quería ser como ella: capaz de crearlo todo.

Con 13 años, ya tejía mis propios jerseys. Por aquel entonces estaba obsesionada con Nirvana y Kurt Cobain, y diseñé un jersey de rayas rojas y negras para ser igual que él. Ya ves, ¿siempre fui cool, eh? ;-)

Lo más fuerte ocurrió cuando mis amigas ¡empezaron a interesarse por mis diseños!

De hecho, pedían a sus madres que les hicieran jerseys iguales a los míos. Yo era una pequeña #influencer sin saberlo, ¡jajaja! 

Mientras estudiaba Bachillerato de día, por la noche, solita en mi habitación, estudiaba el mundo de la creación Handmade y técnicas artesanales: experimentaba manipulando la arcilla polimérica y diseñaba bisutería de mil formas. Creaba collares con piezas de cerámica pintada e hilo dorado; luego confeccioné pendientes y pulseras iguales.

Y, obviamente, llevaba puestos mis diseños a todas partes para lucirlos. Vamos, ¡que iba más cargada de bisutería que Madonna!

Pero, como sucede con muchas creativas, no me conformé con quedarme en una sola técnica.

Incluso más que lucir mis creaciones, lo que más me gustaba era la sensación de libertad absoluta cuando estaba creando. Era mi momento sagrado en que dejaba fluir mi creatividad al cien por cien; parecía que eran mis manos las que trabajaban solas. Mis diseños eran fruto de mi creatividad absoluta.

Expresaba quien era yo a través de cada pieza.

Emocionada, les regalaba “cositas” a mi madre y a mi hermana. Y poco a poco, amigas suyas se fijaron en mis piezas, ¡y empezaron a hacerme pequeños encargos! Y encima se ofrecía a pagarme. Flipé. Aluciné con que alguien quisiera pagar por mis diseños.

Como me faltaba confianza, me asusté mucho; pensaba: “¿y si se rompen estos pendientes? ¡Me muero!” Pero acepté dichos encargos. Y la verdad es que la sensación de ver a la gente llevar mis diseños fue alucinante: iba a todas partes con una sonrisa de orgullo dibujada en el rostro. 

Mi “prueba de fuego” llegó a los veintipocos años. 🔥

Mi madre convenció a una amiga suya para que vendiera mi bisutería en su tienda de ropa y complementos. ¡Me moría de vergüenza al imaginar mis creaciones al lado de marcas profesionales! ¿Quién era yo para hacer eso?

Cuando fui a mostrarle mi bisutería, sentía un nudo en el estómago. Cómo no sabía nada, le enseñe a la dueña TODO lo que yo hacía: una mezcla de estilos, técnicas, materiales y colores. Vamos, ¡un bazar de bisuteria! Además, por si acaso, le traje algunos de mis monederos y bufandas: ¡que no sea por falta de productos!

La dueña, con mucha elegancia, no hizo comentario alguno sobre el mercadillo que le había mostrado. Simplemente eligió un par de pendientes dorados con toques de azul marino. Dijo que los pondría en la tienda para “ver si podía venderlos.”

Me sentí una completa fracasada.

Tan sólo quiso dos piezas. Estaba segura: esto quería decir que nunca podría vender mis creaciones en serio. Lo que yo hacía no valía.

Lo sorprendente vino después.

A las dos semanas, recibí una llamada que me cambió la vida: la dueña me dijo que había vendido los dos pares de pendientes. Y me pidió si le podría hacer algunos pendientes más iguales, y también otros de color turquesa, pues a una cliente le gustaban pero los quería en este otro color.

¡Daba saltos de alegría en mi habitación al colgar el teléfono!

Clientes REALES en una tienda REAL habían pagado por mis diseños… ¡Y querían más! Por primera vez, tuve esperanza: mi sueño podía cumplirse.

El siguiente año transcurrió así: la dueña me hizo más encargos, siempre basados en los pendientes exitosos… pero con pequeñas variaciones. “Ahora haz lo mismo, pero plateados en vez de dorados." O “haz los pendientes más grandes y con toques de color lila.” Después, “crea un set complementario de un collar y una pulsera.” 

Al final gracias a la experiencia, y casi sin darme cuenta, ¡tuve una colección de bisutería que enamoraba y que vendía!

Como ves, al principio yo pensaba que cuanta más variedad de productos y estilos ofreciera, mejor. Pero...

Poco a poco, fui entendiendo que el secreto del éxito estaba en crear una colección que enamorase a los clientes.

Antes, estaba convencida de que la clave era tener muchos productos de diversos tipos y estilos muy variados. Por querer ser muy creativa, no quería “encerrarme” en una sola cosa. Quería ofrecer una gran variedad de productos, así los clientes podrían elegir lo que más les gustaba. 

Pues no. Estaba equivocada. Mi error fue intentar gustar a todo el mundo, creando bisutería para todos los gustos. Al hacerlo así, acabé desorientada y con un bazar de bisuteria en vez de ofrecer una colección sólida.

Tuve éxito cuando por fin cogí las riendas de mi creatividad para crear una colección que enamorara a mis clientes, y que también me llenase de orgullo. Creía que yo no era capaz de crear una colección o que al hacerlo ‘cortaría las alas de mi creatividad’.  ¡Todo lo contrario! Aprender a crear una colección significaba ser más creativa que nunca.

Durante los últimos 20 años, he reflexionado mucho sobre esta primera experiencia. A día de hoy he creado un montón de colecciones distintas, desde bisutería hasta mis colecciones actuales de vestidos de novia. Y te puedo decir una cosa…

Es gracias a mi creatividad que empecé mi marca Handmade. Pero es gracias a crear colecciones que enamoran que vivo al 100% de mi marca.

Ahora sé cómo desarrollar la estrategia perfecta para crear una colección que enamore. Y tengo total confianza en que es la clave para que tú también vendas tus creaciones. Si quieres, te ayudo a hacer lo mismo, gracias a crear colecciones que enamoren:

✅ He facturado más de 2.000.000 euros con mi marca actual, Mimetik BCN

✅ Vivo al 100% de mi negocio Handmade desde hace 10 años

✅ Tengo más de 9.000 ventas en Etsy, ¡y vendiendo cada día más!

✅ Hago un trabajo que me encanta en el que aplico toda mi creatividad ❤️

¿Te imaginas sentirte realizada viendo a gente emocionada al comprar lo que tú haces?

Y MÁS.

CLARIDAD EN EL PROCESO

Sientes un alivio enorme cuando tienes ideas, ganas e ilusión… Y sabes e-xac-ta-men-te los próximos pasos que hay que dar. Por fin respiras hondo, y te sientes serena, tranquilita. Bien.

Por otro lado, no hay nada más agobiante que tener muchísimas ideas, pero que te falte esa claridad. “¿Qué producto elijo? ¿Cómo empiezo?” Es estar perdida en la niebla. Ansiosa. Frustrada. Desmotivada.

A través de un método comprobado, y paso a paso, puedes descubrir cuáles de tus productos pueden tener salida. Esta es la primera clave.

Muchas veces, nuestra propia abundancia de creatividad nos dispersa y nos confunde. Hacer mil cosas mola; estar confundida sin respuestas no mola. Te lo digo yo que soy una Geminis ¡MUY Geminis! :-)

¿La cura?

Simplemente seguir un método profesional y paso a paso. Así se consigue claridad y serenidad en el proceso.